Pipí, Pupú y Rosmarina están jugando con una corona de laurel, un sombrero de fiesta de castaño y un collar de flores. El problema es que durante su paseo, estos objetos desaparecen uno tras otro, y justo cuando los tres amigos empiezan a preguntarse cómo es posible, empieza a nevar y se ven obligados a buscar refugio en una gruta cercana.
Después de encender una buena fogata, se quedan dormidos. Primero entran en la gruta dos lobos ladrones, pero no encuentran nada que merezca la pena robar, y entonces llega la urraca ladrona, que es la dueña de la gruta. Aparta una piedra y guarda su botín en una caja fuerte. Pero en cuanto la urraca descubre a los tres amigos durmiendo en su casa, llama a un perro policía que, tras registrarlos, confirma que no son ladrones.
Mientras tanto, los lobos, que se han llevado la caja fuerte, intentan escabullirse de la gruta, pero tropiezan y son descubiertos por el perro policía que, tras ver el contenido de la caja fuerte, que incluye los objetos perdidos de Pipí, Pupú y Rosmarina, persigue a los verdaderos ladrones y deja que los demás se vayan.
La urraca, que ahora se siente culpable por haber acusado falsamente a los tres amigos, les devuelve todas sus pertenencias y les ofrece quedarse en su casa todo el tiempo que quieran.
Pipí, Pupú y Rosmarina están jugando con una corona de laurel, un sombrero de fiesta de castaño y un collar de flores. El problema es que durante su paseo, estos objetos desaparecen uno tras otro, y justo cuando los tres amigos empiezan a preguntarse cómo es posible, empieza a nevar y se ven obligados a buscar refugio en una gruta cercana.
Después de encender una buena fogata, se quedan dormidos. Primero entran en la gruta dos lobos ladrones, pero no encuentran nada que merezca la pena robar, y entonces llega la urraca ladrona, que es la dueña de la gruta. Aparta una piedra y guarda su botín en una caja fuerte. Pero en cuanto la urraca descubre a los tres amigos durmiendo en su casa, llama a un perro policía que, tras registrarlos, confirma que no son ladrones.
Mientras tanto, los lobos, que se han llevado la caja fuerte, intentan escabullirse de la gruta, pero tropiezan y son descubiertos por el perro policía que, tras ver el contenido de la caja fuerte, que incluye los objetos perdidos de Pipí, Pupú y Rosmarina, persigue a los verdaderos ladrones y deja que los demás se vayan.
La urraca, que ahora se siente culpable por haber acusado falsamente a los tres amigos, les devuelve todas sus pertenencias y les ofrece quedarse en su casa todo el tiempo que quieran.